Hno. Wilfredo Argueta, OFS
El numeral 7 de la Regla de la OFS dice «Como «hermanos y hermanas de penitencia», en fuerza de su vocación, impulsados por la dinámica del Evangelio, conformen su modo de pensar y de obrar al de Cristo, mediante un radical cambio interior, que el mismo Evangelio denomina con el nombre de «conversión», la cual, debido a la fragilidad humana, debe actualizarse cada día «
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En el contexto del número 7 de la Regla de la Orden Franciscana Seglar (ROFS), la «fragilidad humana» se refiere a la debilidad inherente de la naturaleza humana que puede dificultar la práctica constante de la conversión y la conformación con el modo de pensar y obrar de Cristo. La ROFS, entonces, reconoce que las personas son susceptibles a cometer errores, a caer en la tentación y a enfrentar luchas internas en su camino hacia una vida más santa y cercana a Dios.
La Regla señala que, a pesar de nuestros mejores esfuerzos, debido a nuestra fragilidad humana, la conversión y la conformación a Cristo deben ser una búsqueda constante y continua. Esto significa que, aunque podamos experimentar momentos de crecimiento y lucidez espiritual y transformación, también es normal que enfrentemos dificultades, caídas y retrocesos en nuestro viaje espiritual debido a nuestras limitaciones y debilidades.
La Regla enfatiza la necesidad de una «actualización diaria» de la decisión de conversión debido a esta fragilidad humana. Es decir, no podemos confiar en nuestra propia fortaleza o en nuestra capacidad para mantenernos en un estado de santidad constante sin la ayuda de Dios. La humildad y la comprensión de nuestra fragilidad nos llevan a depender más de la gracia de Dios y a esforzarnos por perseverar en la conversión, incluso cuando enfrentamos obstáculos y desafíos.
¿La fragilidad humana justifica el pecado?
La fragilidad humana no justifica el pecado en sí mismo, sino que reconoce la realidad de la debilidad y la susceptibilidad a cometer errores debido a la naturaleza humana. Si bien es cierto que todos somos vulnerables a caer en el pecado debido a nuestras limitaciones, la fragilidad humana no debe ser una excusa para justificar o perpetuar el pecado.
El mensaje de la ROFS y de la enseñanza cristiana en general es que, si bien es normal que las personas cometan errores debido a su fragilidad, también se les llama a reconocer sus faltas, arrepentirse sinceramente y esforzarse por vivir en conformidad con los valores del Evangelio. La fragilidad humana no debe llevar a la resignación frente al pecado, sino que debe ser un recordatorio de la necesidad de la gracia de Dios y de un esfuerzo constante por crecer en santidad.
San Francisco de Asís mismo reconoció su propia fragilidad y pecaminosidad en su camino de conversión. Su experiencia es un testimonio de cómo la humildad y la dependencia de Dios pueden llevar a una transformación profunda. La fragilidad humana puede ser una oportunidad para buscar el perdón, la reconciliación y el crecimiento espiritual en lugar de una justificación para continuar en el pecado.
Paz y bien